SOY SOCIÓLOGA

María Martínez Gimeno
Estudiante de 4º de Sociología en la Universidad Carlos III de Madrid

Te voy a contar cómo era yo hace 4 años: era más o menos igual de bajita que ahora, ya entonces me vestía de negro y llevaba siempre los cascos puestos para escuchar una música a la que muchos preferirían llamar ruido, empapándome de su mensaje violento y apocalíptico. Andaba entre la gente como si las calles estuvieran vacías, rara vez abría la boca y condenaba al mundo a la destrucción porque era lo que merecía la podrida Humanidad. Toda una misántropa.

Realmente, en apariencia no he cambiado gran cosa, y sigo siendo una persona a la que no le gusta decir más de lo que cree necesario, pero ya no quiero que se acabe el mundo y, lejos de ignorar al resto de la humanidad, me preocupo por las personas. ¿Qué ha producido este cambio? Pues bueno, en 4 años da tiempo a madurar por lo menos un poquito, pero hubo algo más, algo llamado Sociología.

Aterricé en esta carrera por accidente, y al principio mis expectativas consistían en aprobarlo todo para poder cambiar de licenciatura al año siguiente, pero poco a poco fui cobrando interés por lo que aprendía, un interés que se convirtió en amor, y a día de hoy estoy convencida de que esta es mi carrera. No sé cómo expresar lo mucho que me ha ayudado a nivel personal, todo lo que significa para mí.

Por supuesto, sé que no es perfecta, principalmente por la gestión que le han dado en esta universidad, ya que en su cruzada por la excelencia, los altos mandos de la Carlos III han decidido prescindir de esos locos que estudian una carrera aparentemente sin salida. Como siempre, se piensa en el corto plazo. Por eso no se tiene en cuenta que esos locos serán quienes expliquen a la gente por qué el mundo es como es cuando el caos reine en todas partes como fruto de decisiones imprudentes.

También sé que algunos profesores tienen parte de culpa, porque de ellos depende, en muchos casos, lo motivados que se sientan los alumnos, y hemos tenido profesores a los que recordaremos con desprecio. Pero no nos olvidemos de aquellos por los que merecía la pena venir a clase a primera hora o después de comer.

De todas formas, no sé qué pensarás tú, pero yo he aprendido mucho de todos ellos, y a veces he sacado las lecciones más valiosas de los peores. Porque si en algo le doy la razón al profesor YYY, es en que su discurso choca con el de los profesores a los que estamos acostumbrados, y eso me ha motivado a mejorar para poder argumentar en su contra, pero no tanto por lo sesgado que estaba todo lo que decía, sino por el tono en el que nos hablaba. A fin de cuentas, las clases de la profesora XXX tienen un sesgo del tamaño de la Escuela de Frankfurt. Pero de eso no oigo tantas quejas (será porque esta mujer nos cae simpática).

Y claro que unos profesores contradicen a otros, y nos explican cómo se redacta un informe de 40 formas diferentes cuando aseguran que sólo hay una manera de hacerlo bien, pero cada maestrillo tiene su librillo, así que toca adaptarse a lo que nos pidan y aprender de todo.

Sí, la universidad hace muchas cosas mal, pero los estudiantes no nos libramos. ¿Dónde está nuestro espíritu de lucha? Lo predicamos constantemente, pero no lo veo. Personalmente, y pese a tenerme por alguien muy idealista, no he ido ni a una sola manifestación. ¿Por qué? ¿Para no perder clase? No, no he ido porque no creo en ellas. Mi experiencia me dice que en el clamor de la manifestación, se pierde de vista la motivación. Y lo siento si ofendo a alguien cuando digo que no vamos a arreglar el mundo con sangriadas (lo dije en el foro de estudiantes una vez, y sé que a nadie le gustó), pero es lo que pienso. Entonces, ¿qué haces tú, María? En todos estos años, ¿qué has hecho? Principalmente, no quejarme, porque si no te mueves para cambiar algo, no tienes derecho a protestar; en segundo lugar, aceptar la realidad en la que me encuentro, sin perder el sentimiento que me hace pensar que no es justa; y, por último, intentar vencer esas barreras que me separan de muchos compañeros con los que no tengo apenas relación aunque esté convencida de que valen mucho.

Somos muy pocos en clase, pero muchos, quizá demasiados para llevarnos bien y ser amigos. Sé que no todos me caen bien, y que no a todos les caigo bien. No se trata de amistad, sino de compañerismo. Y no sé cuántas veces he intentado que lo veas, y que lo vea el resto. Lo que sé es que no lo he conseguido. Ya que somos cuatro gatos, ¿por qué no podemos ser cuatro gatos unidos para luchar por intereses comunes? ¿Qué falla entre nosotros y por qué lo hace? ¿Cómo podemos arreglarlo?

Y lo más importante: ¿queremos arreglarlo?

Yo sí. Por eso te escribo esto. Porque eres mi compañero/a, y si algo nos une, es nuestro amor por la Sociología.

Ya no nos queda nada para dejar de ser compañeros de clase, pero confío en que sigamos siendo compañeros de gremio. Nos dediquemos a lo que nos dediquemos, espero que sigas creyendo en la Sociología y haciendo “uso público de la razón”, como diría Kant (pero predica con el ejemplo, no te conformes con criticar como hizo él). Espero que sigas aprendiendo, disfrutando y, sobre todo, luchando contra los que quieren que se olvide a los sociólogos.

Tenemos que velar por el legado de esos autores que se abrieron paso entre la censura, arriesgando su vida en muchos casos. A su lado, nosotros no tenemos nada que perder.

Para ir cerrando, sólo decirte que hay una frase que me recuerda mi propia lucha:

“Yo sólo puedo luchar por lo que amo, amar lo que respeto y respetar, a lo sumo, lo que conozco”.

No cabe duda de que Hitler era un gran orador y escritor. También era un genocida, y estas palabras que cito, fueron todo un símbolo para sus seguidores.

Pero a lo largo de la Historia, hemos demostrado que un símbolo vale lo que queramos que valga. Por eso atesoro esta frase, y por eso procuro conocer, para poder respetar, amar y defender aquello en lo que creo.

Ahora te toca a ti.

Así que dime, sociólogo,

¿Qué piensas? ¿Cómo luchas? ¿Qué puedes hacer?

¿Qué podemos hacer?

P.D.- Por favor, no te calles nada.

Descargar documento en formato .pdf

© IS+D Fundación para la investigación social avanzada | Todos los derechos reservados | www.isdfundacion.org