NARRACIONES DE MASCULINIDAD(ES)

A día de hoy, el tema de la masculinidad o masculinidades es frecuente tanto en los ámbitos académicos y agendas políticas como dentro de las aulas. Tratar acerca de la masculinidad o masculinidades parece que se va alejando del terreno de lo inusual, sobre todo en trabajos escritos en castellano, para pasar a ser un tema conocido y del que se puede ir reflexionando a través de los numerosos estudios y trabajos con los que se cuenta. Muestra de este dinamismo es el reciente trabajo de Mary Nash (Masculinidades y feminidades. Madrid: Alianza, 2014) y la Conferencia Internacional de Masculinidades que se va a celebrar en Nueva York entre el 6 al 8 de marzo de 2015 (Center for the Study of Men and Masculinities). Es precisamente la reflexión acerca de este amplio campo de estudio lo que ha motivado este número especial de la Revista Prisma Social.

Así, se ha podido apreciar el gran interés que despierta esta temática pues el número de propuestas de artículos para formar parte de este número especial ha sido muy elevado y de gran calidad, lo que ha precisado un particular esfuerzo y dedicación con el fin de seleccionar los trabajos más significativos. La propia Revista Prisma Social dedicó su séptimo número a las cuestiones de masculinidad, pero relacionadas entonces con la feminidad. El secretario de esta Revista, Antonio Rodríguez, recibió con gusto la propuesta de coordinación de un número dedicado a “Narraciones de masculinidad(es)”, la cual fue gratamente aceptada por la Fundación que la sostiene, Fundación iS+D para la Investigación Social Avanzada, y sobre todo por su presidenta, María Jesús Rosado Millán, experta en estudios de género y que en el año 2011 publicó el libro Los hombres y la construcción de la identidad masculina (Fundación iS+D, Madrid).

Actualmente el campo de conocimiento sobre masculinidad goza de buena salud, nada que ver con lo que ocurría hace algunos años atrás. En España, el estudio de Nerea Aresti (Médicos, donjuanes y mujeres modernas. Los ideales de feminidad y masculinidad en el primer tercio del siglo XX. Bilbao: Universidad del País Vasco, 2001) fue fundamental para iniciar las investigaciones sobre masculinidad.

En mi caso, el trabajo de Aresti, junto con las investigaciones de Odile Roynette (“Bons pour le service”. L´experénce de la caserne en France á la fin du XIX siècle. Paris: Bellin, 2000) y el grupo liderado por el antropólogo Allan Corbin (Historia del cuerpo. Madrid: Taurus, 2005) fueron los que me llevaron a orientar mi carrera como investigadora al estudio de la masculinidad. De esta forma, cuando comencé a preparar la que sería mi tesis (Oficiales y soldados en la Restauración española (1873-1923). Integración y exclusión. El modelo de la masculinidad castrense. Madrid: Universidad Complutense, 2011), este tema sí que era una novedad y más todavía si se conectaba con cuestiones de sexualidad, en relación con la construcción del arquetipo viril (“Peso, tamaño y medida. La virilidad masculina a debate en la comunidad médica española de finales del siglo XIX”, en Asociación de Historia Social, Las figuras del desorden, 2005). Si algo conseguí con esta investigación fue indicar la necesidad de replantear conceptos como sexualidad y normalidad y cómo habían afectado tanto a la noción de hombre como a sus cuerpos. Este trabajo estaría en sintonía con la obra de Francisco Vázquez y Andrés Moreno, Sexo y razón (Madrid: Akal, 1997) y posteriormente con el número especial de la revista Ayer, Homosexualidades (num. 87, 2012).

A medida que mi tesis doctoral llegaba a su fin, fui más consciente de la necesidad de plantear investigaciones multidisciplinares en este terreno y de la importancia de no intentar generalizar el concepto de masculinidad en una sociedad o momento concreto. El haber concentrado mis esfuerzos en cómo el ejército español de la Restauración borbónica lidió con cuestiones de masculinidad dio muy buenos resultados, pues demostré cómo esta institución, para extender el modelo de la masculinidad burguesa entre sus miembros, fue liquidando otras actitudes masculinas que se oponían, como por ejemplo silenciando casos de suicidio, locura, relaciones entre hombres más allá del mero compañerismo o lo que actualmente se conoce como PTSD y que en ese periodo era nombrado como "melancolía" (Simón, 2011).

El tema de las masculinidades está ligado estrechamente al feminismo, a los movimientos de las mujeres, a los estudios centrados en las mujeres y a los estudios de género. Sin el aparato crítico procedente de estos campos, en el que se señalaba abiertamente al patriarcado como generador de estereotipos de género que afectaban no solo a las mujeres, sino también a los hombres, no se habrían podido entender ni iniciar los estudios sobre masculinidades.


Ana Isabel Simón Alegre.
Profesora en Adelphi University de Nueva York (Estados Unidos).

Coordinadora del número 13 de la Revista Prisma Social



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